A medida que se acercaba el día del Congreso, el aburrimiento se apoderaba de ellas a la hora de tener que preparar la maleta con la típica ropa aburrida de esos eventos. La camisa blanca que no transparentara la ropa interior y bien planchada, el traje oscuro que soportaba tanta los horas de día como de noche, los tortuosos zapatos de medio tacón que sobrarían a mitad del día, la ropa interior cómoda frente a la atrevida y elegante...
Recordó entonces que el hotel donde se alojaba tenía spa y aunque no tendría mucho tiempo para disfrutarlo alguna visita podría hacer para disfrutar del relax y alimentar su vista y su mente morbosa con otros colegas de la profesión. Mentalmente añadió a la maleta su nuevo bikini, aunque decidió probárselo antes por si acaso era un poco atrevido para un evento como este. Aun así, se sintió orgullosa de cómo le quedaba dado a algunos cambios producidos por unas rebeldes hormonas sin domesticar que había sucedido en los últimos meses.
Le gustaba lo que veía en el espejo, quizá demasiada tela en esa braguita pero le hacía buen culo, estaba orgullosa de como le quedaba a pesar de haberlo comprado hace casi un año. Se acariciaba con orgullo de abajo hacia arriba mientras se observaba en el espejo y sentía excitación como si otras atrevidas manos lo hicieran y acabó haciéndose algunas fotos para poder observar sus curvas desde diferentes perspectivas. Se imaginaba observada por todos los hombres que allí se encontraba y no tardaría en notar cómo sus miradas se detenían en ella y cómo se aceleraba su respiración. Se sentía segura y excitada, con ganas de mostrar su cuerpo y de cómo sus pezones se endurecen al pensar en todas las miradas que se clavarían en sus curvas mientras su cuerpo se tensaba de deseo.
Cuando terminó de recrearse, se tumbó en la cama, que aún estaba sin hacer, a observar en detalle esas fotos y aunque no cumplía con los cánones y a sabiendas de ello, se sentía orgullosa de sus curvas y le excitaba pensar en compartirlas en ese congreso a poco que tuviera una oportunidad. Mientras lo hacía se acariciaba por encima de la braguita del bikini, casi sin darse cuenta se estaba convirtiendo en objeto y objetivo de su propio morbo y aunque se le estaba yendo de las manos y le apetecía seguir acariciándose frustró manchar el bikini y pensar de manera fría pero conociéndose no quería manchar el bikini así que se lo quitó y lo colocó en la maleta antes de que se le olvidara.
Su imagen ahora desnuda seguía reflejándose en el espejo, observaba cada movimiento de sus manos, cada caricia con esmero, la excitación de su cara, el sonido agitado de su respiración… Y se dejó llevar hasta el final, arqueando la espalda no sin antes recordar a la persona que le fabricaba estas fantasías.
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