miércoles, 26 de abril de 2023

El tiempo

Empezó a desabrochar su blusa mientras ella seguía mordiendo sus labios como una expresión de complicidad y deseo en esa habitación que estaba llena de la tensión que provocaban sus cuerpos. Pronto sus pieles quedaron desnudas de toda ropa en esos cuerpos imperfectos labrados por el tiempo pero llenos de sabiduría.
Se besaron y sus lenguas empezaron a danzar junto a sus labios viajando a otros mundos. Se rodearon la espalda con los brazos dibujando extraños laberintos de caricias despertando nuevos deseos. Se acariciaban mutuamente los pechos, que habían aumentado de tamaño con el paso de los años y la sonrisa inicial de complicidad por ese gesto fue cambiando por un ligero gemido mientras dejaban crecer sus pezones entre sus dedos.

Él, por su parte, prolongando y recreando lentamente las caricias que llevaba acumuladas en este tiempo. Ella, por su parte, no podía evitar sentirse vulnerable y a la vez poderosa ante esa mirada que la consumía. Quería fundirse con él, entregarse por completo a sus caricias y arañar su piel como venganza por este largo tiempo de ausencia.Cada movimiento que hacían era como si estuvieran poniendo el mundo en espera.
 
Su respiración se aceleraba y se hacía más profunda a medida que se redescubrían mutuamente. Ella sentía sus manos fuertes y cálidas recorriendo su piel, acariciándola suavemente y provocando reacciones que la hacían estremecer.
 
Sus cuerpos anhelaban más, necesitaban ese tiempo para disolver esa necesidad creada como una adicción a la droga más dura de la pasión.



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